
Miedo a los fantasmas de tu sonrisa que me mienten
Miedo a los pasos congruentes que me pertenecen
Miedo cuando nos comemos al tiempo, con nuestro encuentro
Miedo al terremoto que mantenemos alrededor con nuestros cuerpos
Miedo a tus palabras que abren el candado de mis oídos y despierta aves en otras partes
Miedo a escribir la canción con las caricias llenas de rimas en cada espacio que tú me llenes de vida
Miedo a la eternidad que nos atrapa, más que a la mañana encerrada
Miedo a tus manos que mantiene al misterio perpetuo
Miedo de saber que ya perdí la guerra por tus pies
Miedo de encontrar libertad en el enredo de tu mirada
Miedo de callar las palabras por el alba de tu alma